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Thursday, September 6, 2018

Que Este Viaje Sea Eterno

Había una vez, una niña muy alegre que siempre sonreía, ella tenía el gran deseo de conocer el mar; la llaman Ana, pero en los viajes le decían cotorrita. Ana era pequeña pero lista, juguetona, pero sin hacer travesuras, delgada pero no tanto; con un larguísimo cabello y un copete al frente que la distinguía. Ana también era muy tímida cuando con extraños compartía. Ana había escuchado del mar y las playas, pero no sabía exactamente que eran. ¡Es muy bonito! Sus amigos quemaditos decían, quiero volver y hacer castillos gritaban mientras Ana se preguntaba de que hablaban. La playa... quiero ir a la playa, Ana pensaba; hasta que un día escucho decir a su padre de un viaje importante. Su padre siempre con voz imponente habló con los cinco de la familia. El viaje era importante para su padre así que todos atentos y emocionados comenzaron a alistarse. Ana emocionada casi gritaba, pero pensó en mejor correr a abrazar a su padre. Mil años pasaron y por fin el día del viaje había llegado. Todos contentos con sus chivas en el carro y con risas su emoción sale. Un viaje como jardín de flores, armonía como los colores de todas las flores y risas como muchos cohetes explotando en el cielo. El sol se fue y las estrellas llegaron que este viaje sea eterno la mentecita de Ana deseaba. Todos duermen y su padre como búho no duerme con el volante de frente y la música fuerte. Qué raro tan pronto el sol otra vez sale, pero Ana con ganas de ya llegar pregunta a su padre miles de veces la hora en que llegasen. Su padre como sus maestros pacientemente le contesta todas las veces. Ana abre los ojos ya llegamos su madre le dice, como conejo sale del carro y su sonrisa se hace presente. Ana, Ana ayuda con las cosas mientras que ella solo pensaba en el añorado mar. Hoy no iremos al mar las horribles palabras de su padre fueron. Chispas y más chispas dentro de Ana. Pero a la piscina iremos termino de decir su padre. La piscina es como la mejor golosina que disfrutar para Ana así que las chispas desaparecieron. Por unas horas se divirtió cuando su madre dijo que ya era suficiente. Deliciosa comida y divertidas películas hasta la mañana siguiente. Demasiado temprano para recordarlo y su madre grito: ¡alístense todos! Saltó tan alto que salió de la cama, así como un lince Ana se alistó, conoceré el mar solo pensaba Ana. ¿¡Porque nadie se apura!? Las chispas querían aparecer dentro de Ana, pero en menos de lo que pensó ya estaban de camino a lo que ella deseaba. Desde el cristal se miraba larguísimo y muy azul. Es más bonito que como me lo dijeron y todos en el carro rieron. Ana con miles de pensamientos a la vez quería salir corriendo, pero su madre no paraba de darle instrucciones. Entre tantos pensamientos, se repetía aún más en su mente lo que aquella arena tan bella y suave causaba. Parece como si algo malo dentro de las personas se fuera al sentir esta arena Ana asombrada meditaba. El mar estaba fuera de algo que Ana pudiera explicar y solo se quedó mirando. En compañía de sus guardianes fue y sintió el agua en sus pies. Una tarde más bella que cualquier otra hasta que Ana le dolían los cachetes. Su madre de pronto se le miraba cara de limón, quería que del mar la familia saliera pues el miedo la inundaba. Después de horas y castillos fueron a descansar. Al día siguiente más y más diversión hasta que su padre dijo las peores palabras en su corta vida: el viaje terminó nos vamos a casa. Como cuando te estas ahogando Ana se sintió deseando aún más que el viaje fuera eterno. Después de recoger todo, las maletas en el carro acomodabas estaban y una cara de apachurrada a Ana se le miraba. Desde ese viaje Ana le encanta viajar, pero aún más el mar. Hoy en día Ana cree que la vida no se disfruta solo en viajes sino todos los días.